¿Es posible vivir esta experiencia a la que llamamos vida desde la paz?
Esta es la primera pregunta que tenemos que hacernos para ir hacia la anhelada paz. Al fin de cuentas eso es lo que buscamos cuando nos adentramos en el crecimiento personal, en la espiritualidad, en el autoconocimiento…
Todo lo que buscamos, aunque no lo sepamos con claridad, cuando emprendemos estos caminos (que de por sí no son ir a coger flores al campo) es estar en calma, en armonía y coherencia con quién somos, en definitiva: en paz.
La paz llega cuando estamos en comunión con lo que somos. Desde esa zona de conexión con quién realmente somos y con la certeza de nuestra fortaleza superior, afrontaremos todo aquello que tengamos que afrontar disfrutando de la vida.
La felicidad, también anhelada, no se sostiene si no hay paz. Digamos que la paz es el terreno fértil donde cultivar y sostener todo lo bueno que queremos experimentar en esta existencia.
La era del ruido mental
Es bastante fácil perderse en el bucle de pensamientos con la cantidad de sobreinformación que nos encontramos en redes sociales y en internet, y cada día parece que la cosa se complica más. Esta exagerada marea de contenido, en lugar de informarnos y ayudarnos con material útil, en muchas ocasiones, nos desinforma. Nos vemos tan abrumados, con tanta abundancia de contenido, y que además queremos conocer tan rápido, que no dejamos que cale el aprendizaje o el mensaje que trae ese material en nosotros.
Muchas veces buscamos información o contenidos que nos ayude precisamente a superar ese ruido mental, esa falta de gestión del pensamiento, pero nos vemos envueltos en un problema mayor porque ahora nos encontramos con mayor ruido mental y sin saber cómo salir de la situación. Ya que el antídoto que buscabas para salir del atolladero te ha sumergido más en él.
Lo bueno que tiene esta situación actual de desinformación que estamos viviendo es que nos haremos, a la fuerza, unos expertos en discernimiento.
Para salir de la mente ¡sal de la mente!
Como dijo Albert Einstein:
«No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos»
Y entonces ¿Cómo se hace eso? Cambiando nuestra energía para así salir de ese bloqueo mental. Dejando que se refresquen las ideas, enfocándose en otra dimensión de nuestro SER para salir del bule más allá de la dimensión mental.
Nos olvidamos de que el ser humano no es solo mente, la mayoría de personas se centran tanto en resolver las cosas desde la mente y el intelecto que se les olvida que son mucho mas que eso. Habitamos un cuerpo físico, con lo cual además de una dimensión mental, también tenemos una dimensión física, emocional, energética y espiritual. Desatender alguna o varias de ellas y poner toda la carga en solo una o unas pocas, te llevará a estar constantemente en el mismo sitio. Darías vueltas en el mismo lugar como perro que se muerde el rabo, sin que experimentes avance en tu camino de regreso a tu esencia y de coherencia con quién eres.
Por eso te digo que para salir de la mente, salgas de la mente, esto no es un chiste ni una broma de mal gusto. Se que parece tan simple y que piensas que es tan difícil, pero de verdad tienes que comenzar a gestionar los pensamientos desde otra energía. Enfócate en las otras dimensiones cuando veas que desde la mente no avanzas. Si pones mucho peso en un único pilar no podrás avanzar, necesitas compensar enfocándote en los otros cuatro.
Recuerda que demasiada agua puede echar a perder una planta. Para que el fuego prenda necesita también de aire… el mundo que nos rodea está lleno de metáforas donde podemos ver que para que algo funcione bien necesita de equilibrio. Para alcanzar el equilibrio de la paz, necesitas ir equilibrando todas tus dimensiones.
La Triada de la Paz: Cuerpo, Mente, Corazón
Hemos hablado de 5 dimensiones, pero estas las podemos trabajar contemplando la triada que constituye lo que somos como seres humanos. Cada vez que trabajamos una parte de esta triada estamos contribuyendo a elevar nuestra energía, a gestionar mejor nuestros pensamientos, a gestionar nuestras emociones, a mejorar nuestra forma de estar en este mundo físico y a conectarnos con quién somos en espíritu.
No importa de donde vengas, encontrarás la paz
Pude que comenzaras este camino del autoconocimiento quizá a través de Registros Akashicos, el Doble Cuántico, (que los podemos relacionar más con la dimensión espiritual o la energética). Puede también que, por el contrario, comenzarás por la Terapia Cognitivo Conductual (relacionado con la dimensión mental). Quizá llegaste hasta aquí conociendo las Heridas del Alma (relacionado con la dimensión emocional), o a través del yoga (que estaría, a priori, relacionado más con la dimensión física, sobre todo me refiero a la práctica de yoga no consciente de lo que este es).
En cualquier caso, comenzarás en este camino por donde fuera que lo hicieses, si estás leyendo esto, te habrás dado cuenta de que siempre surge un punto de colapso. Siempre hay un momento donde algo nos falla. Aunque hayamos alcanzado la maestría en eso que venimos trabajando, hay un lugar por donde notamos que hay alguna fisura y vemos que no llegamos a esa anhelada paz.
Si te sientes identificada o identificado con es punto de quiebre y te encuentras algo perdido, estoy segura de que hay alguna o varias dimensiones de ti que estás descuidando. Seguro que te has enfocado mucho en alguna de ellas y eso esta genial, pero para avanzar hay que compensar y volver al equilibrar tus dimensiones para vivir desde tu centro y en paz.
Este post que estás leyendo es el primero de una serie de ellos donde te voy a acompañar a qué revises en qué parte del camino te estás perdiendo, qué dimensión no estás contemplando o atendiendo en profundidad.
Trabajar en ti, teniendo presente la triada: cuerpo-mente-corazón, es asegurarte de que llegarás a tu destino. Es el boceto de una hoja de ruta en la que profundizaremos en el próximo post. Comenzarás a comprender el porqué hasta ahora te has sentido perdido a pesar de haber invertido mucho tiempo de trabajo en ti.
Espero que estas líneas te hayan arrojado esperanza y sientas la fuerza para continuar. Me encantará leerte en los comentarios.
Un abrazo
Lucía Orlu